miércoles, 4 de noviembre de 2009

LAS ANTIGÜEDADES

Las antigüedades podemos valorarlas desde un punto de vista económico, como inversión, como representativas del status de una una familia.
A mí las antigüedades o cosas antiguas me apasionan. Alguien me preguntó alguna vez como era capaz de entrar en una casa cerrada desde hacia un montón de años y pelearme con las arañas y polillas encontradas en todos los objetos que albergaba. Y yo, que hasta ese momento nunca me lo había planteado, lo verbalicé. Me gusta imaginar a la gente que se sentó en esas sillas, las tertulias que tendrían tomando un café en esas tazas de porcelana blanca.
Si las cosas pertenecieron a mi familia, imaginar que pensaría mi abuelo acerca de la lectura de uno de sus libros, o encontrarme una flor prensada en uno de los que pertenecieron a mí tía abuela María, me acerca a ellos. Todos esos objetos han sido testigos mudos de dichas y tristezas, me transportan de forma inmediata a esas épocas en las que fueron adquiridos y a las que vinieron después, me gusta crear historias sobre su historia. Me gusta tocar esos muebles con esas pátinas desgastadas por el tiempo hechas artesanalmente, cuando todo se hacía en su tiempo con materiales nobles y sobre todo sin prisas.
Me encantan las decoraciones en las que viven esos objetos.

¡Que combinación tan increíble!. A este simple banco de madera se le ha mimado con unos cojines y libros antiguos, de por si ya resulta muy agradable, invita a sentarse y abrir uno de esos libros. Pero si esto lo acompañamos por unos cuadros y mueble antiguos, el conjunto que conforman respira vida, es cálido y sobre todo muy armonioso.
Vía Decorology.blogspot.com

Vía Grannemedselma.blogspot.com

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